El Ácido Hialurónico es un polisacárido que se encuentra de manera natural en diferentes tejidos de nuestro organismo como la piel , el líquido sinovial o los cartílagos entre otros. Su función principal es la de aportar soporte y elasticidad a las estructuras de las que forma parte, estimulando la formación de colágeno y manteniéndolas hidratadas dada su gran capacidad para captar agua.
Desgraciadamente, con el paso del tiempo, el Ácido Hialurónico su cantidad disminuye y pierde parte de sus propiedades con lo que la piel se deshidrata, pierde volumen y elasticidad que tiene como consecuencia el envejecimiento cutáneo y la aparición de arrugas faciales.
Para corregirlos, hoy en día, contamos con una amplia gama de excelentes Ácidos Hialurónicos que podemos infiltrar en diferentes localizaciones según las necesidades estéticas de nuestros pacientes. Además, las gamas actuales de productos presentan una fórmula mejorada para adaptarse a cada zona de la cara y asocian un anestésico local para que el proceso sea menos doloroso. El resultado es una piel más elástica y vital, con mayor luminosidad y capacidad de regeneración.
Los efectos del tratamiento suelen durar hasta doce meses, y se pueden combinar con otras técnicas como la Toxina Botulínica.