El peeling químico es uno de los procedimientos dermocosméticos más empleados en medicina estética con fines reparadores.
Se trata de un procedimiento en el que se utilizan sustancias queratolíticas que producen una corrosión leve en las capas más externas de la piel que se traduce en un proceso posterior de exfoliación o descamación de la piel favoreciendo una regeneración celular.
La eliminación más o menos profunda de una parte de la piel vendrá determinada por el tipo sustancia utilizada. Por ello existen diferentes tipos de peeling en función de su potencia y profundidad, clasificados en superficiales, medios y profundos.
El objetivo es conseguir una mejora de la calidad de la superficie cutánea, eliminar la piel envejecida o alterada por diferentes afecciones, atenuar defectos estéticos, aportar luminosidad y unificar el tono.
En qué consiste el tratamiento?
El procedimiento es indoloro y sencillo. Requiere una fácil preparación de la piel previa al tratamiento y unos cuidados posteriores básicos como la aplicación de cremas regenerantes, hidratantes, protección SPF+50 y evitar la exposición solar.
En los días posteriores se puede experimentar una leve exfoliación de la piel que traduce el proceso de renovación celular.
Tras el peeling el paciente puede incorporarse a su vida con total normalidad sin bajas laborales ni sociales.
El número de sesiones total y la frecuencia de las mismas vendrá determinado por el estado de la piel de cada paciente. Pueden realizarse sesiones cada 3-4 semanas.
La realización de un peeling, varias veces al año, ayuda a mantener un aspecto saludable y a mejorar la textura de la piel realizando una acción preventiva contra el envejecimiento.